lunes, 25 de mayo de 2015

Transitando por la educación


Por:
Vanessa Restrepo
Ilenia Barranco
Lucia Fruto   

Es muy significativo darnos cuentas cómo la educación va evolucionando desde la escuela medieval en donde éramos simplemente llamados alumnos, “seres sin luz”, educados de manera estricta, disciplina al pie de la letra.  Esta metamorfosis   pasa a lo que actualmente es la pedagogía, la escuela nueva, donde dejamos de ser “esponjas” capaces de absorber conocimiento y ejemplo de nuestros maestros, a ser estudiantes; seres constructores, propositivos, creativos, educados para la resolución de problemas, conflictos y la mejora de la calidad de vida.


Compartimos con ustedes tres historias, tres vidas, tres vivencias.


Por: ilenia barranco

Los años vividos en la escuela primaria como secundaria, siempre quedarán grabados en la memoria, tanto los buenos como los malos recuerdos.

En la época de mi generación, año 2003, recuerdo ver más interés en los educadores por aplicar disciplina y respeto a ese maravilloso mundo del saber, una época donde los profesores con el simple hecho de pisar la puerta de sus aulas ya se podía sentir el respeto y la autoridad que ejercían, la importancia que tenía el aplicar una prueba evaluativa hasta el final y siempre cumplir con las responsabilidades.  Pero con el pasar de los años podemos mirar cómo ese respeto y autoridad se ha ido perdiendo.

Si me pongo a traer a mi mente valiosos recuerdos, podría recordar de un profesor que siempre estaba muy atento a cada uno de sus alumnos, pendiente de que   entendiéramos la lección dada y lo hacía de una manera divertida utilizando lúdicas  que por medio de juego nos enseñaban.

Así como encontramos maestros que vamos a recordar por sus buenos actos y buen trato, también lo vamos a hacer con aquellos maestros que por sus malos tratos o actos quedan marcados en nuestras mentes; es el caso de mi profesora de geometría que un día nos llamó, a mi hermana y a mí,  “terroristas” por el hecho de ser colombianas y vivir en un país extranjero; o soportar la burla de muchos estudiantes y mirar como algunos profesores no hacían nada al respecto.

Pero no puedo dejar de pasar por alto a mi profesor de francés que siempre se sentaba a compartir con nosotros y a contarnos de sus experiencias en Haití y estaba muy pendiente de cómo nos iba en cada materia y que pudiéramos lograr graduarnos sin ningún problema.

Cada profesor siempre deja una huella marcada en nuestro corazón pues juegan un papel muy importante en el transcurso de nuestras vidas, ya que compartimos la mitad de nuestro tiempo con ellos, desde la etapa de nuestra infancia como lo es en nuestra niñez, adolescencia y sin olvidar el comienzo de esa nueva etapa en nuestra vida, ese escalón tan importante para uno como individuo que da al pasar del colegio a la universidad. 

Pero siempre  tendré un anhelo y esperanza de soñar con mi profesor ideal parecido a mi maestro por excelencia, ese maestro que nos enseña por medio de sus experiencias vividas en este mundo y su amor que brinda a cada persona sin importar los actos que hagan, mi profesor ideal sería ese profesor que se deje guiar por Dios (mi maestro por excelencia) que siempre tenga una mano de ayuda para cada alumno, el que no solo se encarga de enseñarte un tema y ya sino que va más allá  de las pruebas, más allá de una nota, el que sabe que como humano te cansas, te fatigas, que a veces llegaran a tu vida momentos donde no todas las excusas sean una mentira y que siempre va a estar ahí pendiente de su alumno. Ese sería mi profesor ideal.

1 comentario:

  1. Jesús, "el Maestro de Maestros", no solo enseñó con su vida misma sino con sus historias, parábolas que apelaban a despertar la sabiduría que cada persona lleva dormida en su interior.

    Y cuando tenía que hablar con voz de trueno, también lo hacía :)

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