Por: Mariluz Baena Rivera
Keyla Andrea Muslaco Mendoza
Angelica Maria Rochel Ochoa
¿Quién no ha pasado por el majestuoso universo del aprendizaje? Ese difícil e interesante mundo en donde conocemos, comprendemos, captamos nuevos saberes y hasta nos desesperamos a veces; ese espacio que nos provee experiencias enriquecedoras. Para todo este maravilloso proceso de aprender existen personas que nos facilitan el camino; la magnitud que tienen ellas en nuestras vidas, es más grande de lo que se alcanzan a imaginar.
Por eso, cuando la profesora Mónica Flórez nos propuso ser parte de este proyecto de los “Mil rostros de la docencia”, no dudamos en aceptarlo; lo que no sabíamos era que íbamos a tener el privilegio, de trabajar con los maestros de nuestra propia Facultad, la de Psicología. Eso nos llenó de una gran motivación y empuje porque además, podíamos conocer algo más acerca de esta hermosa profesión: ellos son los Psicólogos Gabriel Valencia Zapata y Claudia Idárraga Cabrera, dos profesores totalmente diferentes, compartiendo una misma pasión, con un solo objetivo, marcar huellas del saber en lo más profundo de nuestro ser.
Y fue precisamente esa diferencia que encontramos, lo que nos permite concluir que los hace a cada uno de ellos realmente únicos y especiales. Están aquellos maestros que nos transmiten en cada una de sus clases una gran alegría, como es el caso del profesor Gabriel Valencia Zapata, quien es uno de los profesores con los cuales uno como estudiante se puede sentir muy a gusto debido al ambiente de alegría que su personalidad irradia; en su rostro se dibuja una espléndida y contagiosa sonrisa; la sonrisa es un buen método de motivación para cada uno de sus estudiantes, pues no hay nada más placentero que aprender felizmente, del mismo modo, para este maestro debe ser mucho más satisfactorio realizar su labor sabiendo el gran impacto que está dejando al terminar cada una de sus clases a sus estudiantes.
En el camino de aprender también nos podemos encontrar con maestros que parecieran que su segundo nombre fuera “responsabilidad”, esos maestros que preparan sus clases semanas antes, que nunca se les olvida un examen pendiente y que siempre están instruyendo nuevos saberes. Claudia Idárraga es una de esas maestras totalmente comprometida con su trabajo, el gran amor que tiene por su profesión es tan grande que siempre supo lo que quería hacer con su vida, contribuir con la sociedad, y lo ha logrado hacer con cada uno de sus estudiantes al intentar dejar huellas para así forjar y crear conocimientos en cada uno de ellos.
A estos extraordinarios maestros les queremos reconocer su excelente labor realizada hacia los estudiantes, invitándolos a que sigan así de comprometidos y apasionados en cada una de sus clases; “Trabajar duro por algo que no nos interesa se llama estrés, y trabajar duro por algo que amamos se llama PASIÓN”, estos dos profesores tienen muy claro este concepto, pues no podemos desconocer que dan lo mejor de ellos lo mejor cada una de sus clases.
ejemplo para nosotros los estudiantes como de igual manera para los docentes, "una sonrisa hace de un ambiente feliz y la felicidad hace querer", solo con un gesto puedes llenar de motivación a muchos.
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