Shira Cervantes Castillo
Ana Agudelo Arenas
Harlena D Lamarck Fabra
Cierto día de
aquel mes de marzo, Alejandro, después de tanto vacilar para levantarse,
decidió abrir sus ojos, dio un estirón quebrantahuesos y con ímpetu saltó de la
cama; estaba cansado y somnoliento, pensando en aquella regadera, una razón
para tomar energía; entonces recordó a sus estudiantes y también su época escolar,
su familia y los sueños por alcanzar; decidido, salió de la regadera y en tan
sólo minutos estaba listo para enfrentar un nuevo día como el docente Alejandro
Cama Pinto de la Universidad de la Costa CUC.
Eran casi las
6:30 am cuando ingresó al parqueadero de la universidad, se dirigió a su aula
de clases, divisó la puerta, dio un respiro y con una espléndida sonrisa y un
grato saludo empezó su clase como a él le gustaba, de manera jocosa,
entretenida, propiciando además el conocimiento con sus estudiantes, observando
las respuestas que le devolvían con amabilidad y excelente participación; esto
le motivaba más para emprender cada día su labor.
Pero aquella
mañana iba a ser diferente. Su mirada se
fijó en la de un joven cabizbajo, que no participaba y se le notaba ansioso;
así que el profesor al finalizar la clase, se le acercó con una sonrisa y
entabló una conversación; este joven le comentó que se sentía triste, tenía una
beca en la universidad y debía alcanzar un promedio, pero estaba presentando
dificultades para entender correctamente su asignatura y la de otro profesor;
si no lograba recuperarse, era posible que perdiera el semestre. Alejandro
preocupado decidió ayudarle, emprendiendo una labor cooperativa, buscando
estímulos que lo motivaran a superar sus frustraciones; después gestionó un
plan de trabajo y un horario de estudio para su estudiante y así, en las tardes,
3 veces a la semana, le ayudó dándole explicaciones y corrigiéndolo por 2
meses, hasta que su estudiante se convirtió en el mejor de la clase. Haber
contribuido a mejorar el proyecto de vida de uno de sus estudiantes, lo llenaba
sin duda de múltiples satisfacciones.
Esos son nuestros
docentes: personas comprometidas que van más allá de lo que les exige un
contrato de trabajo.
Los
invitamos ahora a ver otra versión de esta historia en: https://www.youtube.com/watch?v=0s033zVqIEg J
El saber que la universidad en la cual no estamos formando como profesionales, cuenta no solo con docentes sino mas bien con profesores dispuestos a ayudarnos y darnos la mano en aquellas dificultades que tendremos a lo largo de nuestra vida universitaria, un profesor no solo es solo el que enseña e instruye sino el que guía ,da aliento y fuerzas para seguir adelante el que te ayuda para que no decaigas, el que confía en ti y en tus capacidades para superarte y ser mejor cada día.
ResponderBorrarMe encanta la creatividad de estas chicas.
ResponderBorrarLas felicito